En los últimos tiempos, las bibliotecas se vieron afectadas por la llegada y continuos cambios de las nuevas tecnologías, lo cual ha revalorizado el papel del profesional bibliotecario y que exige, a su vez, una serie de redefiniciones a nivel formativo y laboral.
Así como surge el concepto de Web 2.0, la expresión Biblioteca 2.0 comienza a utilizarse para referirse a la idea de interacción y participación entre usuarios y bibliotecarios. La Biblioteca 2.0 supone no sólo un cambio tecnológico, sino también, actitudinal con el objetivo de reducir las barreras de acceso a la información. En este sentido, las herramientas web se presentan como una oportunidad para rediseñar los servicios bibliotecarios. Dentro de este abanico de aplicaciones se encuentran las Redes Sociales, entornos virtuales que no sólo han tenido un incremento en su uso en la última década, sino que se han proliferado y convertido en espacios de intercambio informativo, obligando al bibliotecario a enriquecer sus conocimientos y a desarrollar una serie de habilidades para desenvolverse en el ámbito de los diferentes medios sociales, dentro de las cuales se destacan:
- Tener un manejo adecuado de cada canal de transmisión.: no sólo se trata de mantener un perfil de la biblioteca, sino de un saber hacer en cada sitio en tanto lenguajes, posibilidades y limitaciones propias de cada red.
- Crear, editar y publicar contenidos.
- Recomendar recursos.
- Compartir documentos.
- Relacionarse con el usuario: propiciar la participación; moderar y monitorear opiniones y discusiones que puedan surgir en las redes en torno a una publicación o sobre la biblioteca. Sugiere la idea de estar “activo”.
Se trata, en efecto, de un profesional polivalente que no sólo conoce y hace uso de las nuevas tecnologías, sino que las adapta para su biblioteca en función de las necesidades de sus usuarios, que sabe qué canales comunicativos son más fructíferos para cumplir con sus objetivos porque tiene una estrategia marcada. Es en definitiva un profesional flexible que no sólo facilita el acceso a la información, sino que se convierte en un agente social más asociado a la idea de curador de contenidos, como así también de gestor de comunidades, que está donde están los usuarios y asume una posición de
beta continuo.