Mucho se ha escrito y discutido en relación al impacto que han tenido las tecnología de la información y la comunicación en las bibliotecas, sobre la necesidad de los bibliotecólogos de capacitarse y actualizarse, así como de modernizar las bibliotecas, la infraestructura y sus servicios, pero toda esta transformación en donde deja a los usuarios 1.0, acostumbrados a conversar con su bibliotecario, a hacer búsquedas manuales, entre otras cosas.
Es muy cierto que la revolución tecnológica busca facilitar y brindar un mayor acceso a la información, eso si el usuario es 2.0 porque si por el contrario es 1.0 se complica enormemente adaptarse a las nuevas formas de búsqueda y recuperación de la información.
Siempre he sido de los que piensa que algo nuevo no necesariamente debe ser considerado como una solución mágica en inmediata a todos nuestros problemas, es cierto que hay que mantenerse actualizado constantemente y sobre todo en nuestra profesión, pero soy defensor de todos aquellos usuarios que disfrutan y prefieren hacer uso de una biblioteca 1.0, es por ello que pienso que en la actualidad no debemos ser bibliotecólogos 1.0 ni 2.0 sino que deberíamos ser bibliotecólogos 3.0, es decir, 1.0 + 2.0 = 3.0.
Debemos lograr adaptarnos a las “nuevas tecnologías” sin dejar de lado el contacto directo con el usuario. Tenemos que ser capaces de lograr atender con la misma efectividad y eficacia a un usuario 1.0 al igual que un “nativo digital”, sin que esto afecte la calidad del servicio que estamos prestando.
Es cierto que todo esto conlleva una gran cantidad de trabajo, porque si bien debemos hacer lo que tradicionalmente hemos venido haciendo en las bibliotecas, actualmente tenemos que además manejar todas las herramientas y recursos que nos brindan las TIC, redes sociales, blogs informativos, páginas web, motores de búsqueda, entre muchos otros.
El bibliotecólogo 3.0 debe ser capaz de llevar a cabo las tareas tradicionales y las “nuevas tareas” que ha traído consigo este auge tecnológico, para ello es necesario distinguir las ventajas que tienen cada una de ellas para poder organizar el trabajo de tal manera que podamos lograr cumplir con ambos mundos.
En conclusión debemos convertirnos en profesionales “multiplataforma” por decirlo de alguna manera, no podemos cerrarnos a las tecnologías pero tampoco podemos dedicar todo nuestro tiempo y esfuerzo a desarrollar herramientas tecnológicas, debemos ser capaces de distribuir nuestro tiempo y adaptar nuestras capacidades para lograr satisfacer la demanda de los usuarios 1.0 y 2.0.
Luis David Fernández Valderrama. Licenciado en Bibliotecología graduado en la Universidad Central de Venezuela, estudiante de la Maestría de Información y Comunicación para el Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela y trabajo actualmente en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Abierta.
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