lunes, 11 de noviembre de 2013

Mi hijo crea mundos y yo me pregunto acerca de Internet

This is de modern world!”
The Jam. London, 1977.

Hace unos días, en la clase de T. A. I.  3 surgió el debate acerca de si la biblioteca escolar de un colegio debía crear una página institucional  para promocionarse en Facebook. Los que estábamos a favor creíamos que para poder atraerlos debíamos aprovechar al máximo las herramientas digitales. Quienes se oponían lo hacían por el riesgo de  que la página se transformara en un escenario de violencia escolar o bullying.
Si con un celular y una P. C. produjéramos con nuestros alumnos un video como el que se ve a continuación, sería ‘antiguo’ hacerlo circular en una cadena de mails. Es cierto que podríamos subirlos a nuestro blog, pero también es cierto que los chicos no participan tan activamente de un blog como lo hacen en una página de facebook.

Ahora, según lo expresado por mis compañeros y concuerdo con ello, si hay algo que complica la situación es que resulta muy difícil ejercer algún tipo de control en las redes sociales. Los chicos están conectados fuera del horario escolar y eso escapa a nuestras posibilidades. De allí deriva el miedo y la respuesta: cerrar la página o directamente no abrirla.
La pregunta obvia es ¿solucionamos los problemas de bullying impidiendo la página? ¿esto contribuye a la aceptación entre los niños?
Hoy día, toda enseñanza que proponga el respeto será incompleta sino puede aplicarse en el espacio en el que los chicos se relacionan, es decir, el espacio virtual. Las conductas de bullying surgen muchas veces del miedo al diferente y pareciera que los docentes también sufren esos miedos, solo que lo expresan de diferente manera.
Sin ser un bicho tecnológico refuerzo mi sensación de que al negarnos a abrir una página de Facebook en nuestra institución escolar hablamos también de nuestros propios miedos frente a un espacio que no conocemos y que no nos es natural. Un espacio virtual que es absolutamente dominado por los chicos y en el que perderíamos rápidamente nuestro lugar si tocamos mal un botón. Pensemos, de haber sido maestros o bibliotecarios en la década del 50 hubiéramos tenido el poder de enseñar a buscar en un diccionario: hoy cualquier niño podría enseñarnos a buscar rudimentariamente en un buscador virtual, y aun en muchos casos son ellos quienes nos dicen que botón tocar.
Pero todo esto que escribo parte  de una experiencia personal.
Tengo dos hijos, uno de 5 años y otro de 10. Un pensamiento que tuve cuando ellos fueron creciendo y comenzaron a relacionarse con la tecnología y los juegos (Consola Sega, Play Station, juegos de P. C.) fue suponer que no habría brecha generacional entre ellos y yo: gran parte de mi primera adolescencia la pasé dentro de un local de juegos electrónicos comprando y gastando fichines en el Wonder Boy, Kunfu Master, Bougle Bougle y Double Dragon. Suponía que ese carnet de moderno rompía el abismo que en ese sentido existió entre mi padre y yo.
Pero pronto comprobé que si yo fui moderno, mis hijos postmodernos.
Los primeros tiempos mi hijo mayor se entretuvo con juegos similares a los que yo jugaba cuando adolescente. Jugábamos al Sonic y a los de autos. Pero cuando empezó a hacer más amigos en el colegio mi hijo se aburrió. Mejor dicho, conoció el Minecraft.

Granja Minecraft
Un día en la vida... Minecrat










El Minecraft es un juego para computadoras que está muy de moda entre los chicos de los 7 años hasta los 18 o más. Uno se descarga un mundo virtual como el nuestro y comienza hacer cosas dentro de él. Con la descarga inicial se obtienen los elementos mínimos para construir una casa y protegerse de algunos malos fantasmas que siempre andan por ahí de noche (no olvidemos que en Minecraft amanece y oscurece todos los días). Lo que lo hace atractivo para los es que pueden descargarse mods. Estas son aplicaciones que permiten desde crear animales y darles de comer a descargar una pantalla para ver videos reales en You Tube (dentro del mismo  juego). Desde conseguir oxidiana, que hará más resistente las paredes de una casa hasta llevar oxigeno a la luna para sobrevivir en un viaje al espacio exterior. El juego tiene un nivel de complejidad elevado y es por eso que mi hijo consulta tutoriales para ayudarse o los crea explicando un nuevo descubrimiento.
Algo que me impresionó mucho es que en el juego los chicos también pueden encontrarse de manera virtual con otros jugadores. De hecho mi hijo se encuentra regularmente con compañeros de colegio y como en la realidad misma, juegan a destruirse sus casas virtuales o se ayudan a construir nuevas. Después de unas semanas de observar a mi hijo, comprendí mejor el juego y sentí nostalgia: aunque el juego no me seduce en lo más mínimo, me recordé de chico y lamenté que en aquella época no hubiera habido un juego con tantas y tan increíbles posibilidades.
Traigo este ejemplo tal vez un poco extenso porque fue después de ver a mi hijo jugar Minecraft que entendí que la virtualidad es el ámbito natural para ellos y que así como en otra época demandamos que nuestros mayores compartieran nuestros nuevos códigos, ellos ahora hacen lo mismo. Para ellos, lo nuevo no es el mail ni poder descargar discos. Ellos van a ir siempre un paso adelante, pero no dejemos que sea más de un paso. Y debemos vencer miedos y prejuicios si queremos tener algún tipo de éxito en nuestras propuestas: sería frustrante y autoritario no acercarnos con los chicos al mundo virtual.
Cierro volviendo al principio. Creo no está todo perdido para los mayores de 25. Más bien lo contrario, nos espera una gran tarea, y es la integración: nosotros no sabemos cómo, pero sí sabemos hacia donde. Los chicos no saben hacia donde, pero sí saben cómo.

Pd: mi hijo lee Mafalda y hace atletismo!



7 comentarios:

  1. Para seguir pensando adjunto un link de una charla TED de Gonzalo Frasca: "Los videojuegos enseñan mejor que la escuela". Imperdible!!!
    http://www.youtube.com/watch?v=TbTm1Lkm18o

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    1. La voy a ver Sil, las charlas Ted están muy buenas. Desde el año pasado conocía a los organzadores en argentina por la participación en el programa de M. Martín, pero desde que Fernando comentó algunas cosas a principios de cuatrimestre me vi unas 10 o 15. Hay algunas yankis sobre neurociencia muy recomendables.

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  2. Es muy interesante el tema que propones, como todo, la clave es encontrar un equilibrio y dar un espacio a todos los medios de expresión y comunicación

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    1. Sí, los adultos tenemos que hacernos tiempo. Muchas veces criticamos a la tecnología y ofrecemos a nuestros hijos poco espacio para compartir.

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  3. Coincido con los comentarios de los compañeros y agrego: los niños no tienen miedo a las nuevas tecnologías, es mas se adecuan muy fácilmente a ellas, en cambio los adultos sí tienen esos miedos y les resulta incomodo preguntar. Con mis hijos me pasa lo mismo que a vos, es un punto más de encuentro entre sus propios amigos, juegan en red y consultan otros sitios con tutoriales para resolver problemas que se le presenten. Es más mi hijo mayor aprendió a tocar la guitarra y el piano con un profesor particular, que ahora no le dicta más clases, pero como sus inquietudes al respecto continuaron se descarga vídeos con partituras y hoy toca más temas que antes.
    Con respecto al uso de herramientas tecnológicas en el área escolar, se entra en un mundo de particularidades, ya que depende mucho del bibliotecario y de la importancia que le den la institución. Por ejemplo el blog de la escuela donde desempeño mis tareas, es educativo y participativo, es visitado por diferentes países. Los alumnos y docentes lo consultan a diario siendo esta una herramienta más de educación. Los invito a visitarlo y si lo desean pueden consultar sobre los temas allí expuestos a su creadora: Gabriela Randazzo en el siguiente link. http://bibliotecaescuela8de8.blogspot.com.ar/

    El verdadero progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos.

    Henry Ford

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  4. Coincido con casi todo (salvo con que el profe de guitarra abandonara a tu hijo).
    Y muy astuta Hermann al hacer publicidad a tu blog debajo de mi artículo!!!

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  5. mi hijo tiene 7 anos y quiere tener facebook pero no lo dejo el dice para lo juegitos me parece y con lo publicado la verdad tengo miedo porque no estoy y no tengo el tiempo para controlarlo quien le habla y que hace hay mamas que se lo permiten a mi no me parece se tiene que cuidar mucho a los chicos de lo malo que tambien trae el intenet

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