La web social consiste en que la gente común y corriente publique sus conocimientos y se comunique con el resto de una forma más libre. Si bien esto trae sus ventajas a la hora de compartir información con los otros, me parece necesario plantearse la manera en que seleccionamos la información que necesitamos, con qué finalidad lo hacemos, es decir para qué vamos a utilizarla, y sobre todo, si tenemos un juicio crítico sobre esa selección.
Ahora bien, si todos publicamos lo que nos parece “interesante” mi pregunta es ¿hasta qué punto sirve esa enorme masa de información? Sería algo así como seguir guardando en la biblioteca esos libros que no consultó ni un solo usuario en más de veinte años. Me parece igual de perjudicial la falta de información que el exceso de la misma. De qué me sirve tener mil registros sobre un mismo tema si 999 no tienen información relevante y están mal escritos. Por supuesto, que esto no significa que en todos los casos sea así. Pero, es importante reconocer cuándo esto es cierto y no abandonarse a la idea de “la Web lo resuelve todo”.
En cuanto a las redes sociales, mi participación es casi nula porque sólo las uso cuando necesito resolver trabajos, y toda la gente con la que me conecto o con la que comparto cosas, la conozco personalmente. Jamás generé un contenido que otro pudiera utilizar para mejorar nada.
Siempre el planteo termina siendo el mismo: si se utilizan las redes sociales para hacer “verdaderos” amigos no creo que sea una herramienta demasiado productiva; ahora si la utilizo para brindar información sobre una institución o algo semejante, me parece un poco noble.
Entonces, ¿qué espero de la materia? ¡Hacer muchos amigos virtuales! … Espero poder incorporar las herramientas y servicios de la web 2.0 que sean aplicables, útiles y viables para las unidades de información. Espero conocer nuevas tecnologías que me ayuden a la hora de enfrentarme a un nuevo trabajo. Y sobre todo, espero.
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