domingo, 30 de octubre de 2016

Bibliotecas digitales

Pensar en una nueva biblioteca es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los bibliotecarios. Los cambios vertiginosos que ocurren a nuestro alrededor son una muestra de que no deben quedarse inmóviles ante esta situación. La biblioteca ya no es de un bibliotecario y un número limitado de usuarios. Es en una época donde la biblioteca es de todos, ya no pertenece a un barrio determinado. Hoy, podría afirmarse, que es patrimonio mundial. Los usuarios ya no son nuestros vecinos, en la actualidad, los usuarios se multiplican por miles y se encuentran más allá de las fronteras.

La biblioteca actual no es la del siglo XX, ni la de doscientos, quinientos o mil años atrás. En algunos casos, podrá mantener el mismo espíritu pero ya no es la misma.

Los que transitan a diario el mundo bibliotecario podrán observar que muchas se quedaron congeladas en el tiempo. Como si toda esa vorágine tecnológica que nos abraza día a día no existiera. La lógica indica, que si no se adaptan a estos cambios que se están produciendo a nivel social, tecnológico y cultural, indefectiblemente van camino a su desaparición..

Con el objetivo de captar a los nuevos usuarios desarrollaron herramientas que facilitaron el acceso a la información y la incorporación a los entornos sociales digitales en los que se desenvuelve actualmente.

La formación de usuarios, la capacitación constante del bibliotecario en nuevas tecnología, la profesionalización, la actualización informática de las bibliotecas y la adaptación a las necesidades de los usuarios son pilares que deben trabajarse en pos de la biblioteca moderna. Sin embargo, todo esto será posible si el bibliotecario mantiene su esencia y no se olvida de sus orígenes.

“El bibliotecario no está autorizado a desconocer las reglas de catalogación o descripción bibliográfica (Vaticanas, AACRI, AACRII, ISBD), ni que tenga derecho a descuidar su conocimiento de sistemas de clasificación (Brunet, Hartwig, SCDD, CDU, LCC, Regensburg Classification Scheme), aun cuando el ejercicio de la profesión actualmente no le exija con gran frecuencia su uso. También ha de conocer en lo posible los diversos formatos estandarizados para el registro bibliográfico (MARC, UNIMARC, FOCAD, CEPAL, etc.) y la dinámica de bancos internacionales de registros bibliográficos (OCLC). Que el universo de Internet resulte confuso (y hasta angustiante) no autoriza al bibliotecario a ignorar sus múltiples selvas. Por el contrario, como buen baqueano, ha de saber abrirse paso por entre el espesor de los frondosos bosques virtuales y llegar a destino con pericia, no perdiendo nunca el fin con que se lanzó a l búsqueda. Del mismo modo, el bibliotecario que aspire a conocer bien las existencias de un fondo bibliográfico, no solo ha de saber cómo han sido catalogados los libros en los últimos años sino que ha de conocer también (y bien) la historia de la catalogación en general y de la institución que las alberga en particular.” 



Compartir cultura a nivel mundial es un hecho con la Biblioteca Digital Mundial. Lograr conectar a diferentes países, diferentes culturas y distintos lenguajes es un trabajo arduo pero con la pasticipación colectiva esto es posible.



A continuación una breve y clara descripción de las ventajas de las Bibliotecas Digitales:



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